Las gyozas japonesas: historia, tradición y cómo se preparan

Descubre el origen de las gyozas japonesas, sus diferencias con las chinas y cómo hacer gyozas crujientes por fuera y jugosas por dentro.

El viaje de las gyozas hasta convertirse en un icono japonés

Las gyozas japonesas son pequeñas empanadillas rellenas de sabor y tradición. Aunque muchos las asocian directamente con Japón, su historia comienza mucho antes, en la antigua China. Las llamadas jiaozi eran ya populares hace más de mil años, consumidas como símbolo de buena suerte y abundancia.

Fue tras la Segunda Guerra Mundial cuando estas empanadillas cruzaron al archipiélago nipón. Soldados japoneses que regresaban de China trajeron consigo la receta, pero no pasó mucho tiempo antes de que los japoneses hicieran suya la preparación. Se redujo el tamaño, se refinó el sabor, se modificaron los ingredientes y, sobre todo, se revolucionó la forma de cocinarlas. Así nacieron las gyozas japonesas tal y como las conocemos hoy.

¿En qué se diferencian de las chinas?

Aunque comparten una raíz común, las gyozas japonesas y las chinas tienen claras diferencias. Las japonesas suelen tener una masa más fina y un sabor más delicado. El relleno tradicional incluye carne de cerdo, col, ajo, jengibre y cebollino. Pero lo más característico es la cocción: el método yaki-gyoza combina fritura y vapor, logrando una base dorada y crujiente, mientras el resto se mantiene tierno y jugoso.

En contraste, las jiaozi chinas se preparan a menudo al vapor o hervidas, con una masa más gruesa y una mayor variedad de rellenos regionales. Ambas versiones son deliciosas, pero las gyozas japonesas han conquistado corazones por su equilibrio perfecto entre textura y sabor.

Cómo hacer gyozas en casa (sin miedo al pliegue)

Preparar gyozas en casa puede parecer un reto, pero en realidad es una experiencia divertida y satisfactoria. Lo primero es el relleno: carne de cerdo bien picada, col finamente cortada, ajo, jengibre fresco, un toque de salsa de soja y unas gotas de aceite de sésamo. La mezcla debe reposar un poco para que los sabores se integren bien.

Luego viene el arte del doblado. Puedes comprar las obleas ya listas en tiendas especializadas, o hacer tu propia masa con harina y agua caliente. El truco está en no poner demasiado relleno y en sellar bien los bordes. El clásico pliegue en forma de media luna no es obligatorio, pero sí bonito y práctico: ayuda a que la gyoza mantenga su forma y cocine de forma uniforme.

La cocción es el momento mágico. En una sartén con un poco de aceite, se colocan las gyozas y se dejan dorar por la base. Luego se añade un chorrito de agua y se tapa, dejando que se cocinen al vapor. Cuando el agua se ha evaporado y la base está crujiente, están listas.

Acompañamientos y salsas que realzan el sabor

Ninguna gyoza está completa sin su salsa. La más clásica mezcla salsa de soja con vinagre de arroz y unas gotas de aceite picante. Algunas versiones incluyen ajo o incluso un toque dulce. También se pueden acompañar con arroz blanco, sopa de miso o alguna ensalada fresca japonesa.

De la tradición a tu plato en Katsu Izakaya

En Katsu Izakaya, nuestras gyozas son elaboradas artesanalmente cada día, siguiendo la receta tradicional japonesa. La combinación de ingredientes frescos, el sellado manual y la cocción al estilo yaki-gyoza hacen de cada bocado una experiencia inolvidable. Ya sea como entrante o plato principal, nuestras gyozas son una parada obligatoria para los amantes de la cocina nipona en Almería.

¿Aún no las has probado? Te invitamos a descubrir por qué esta pequeña empanadilla ha conquistado al mundo, empezando por tu paladar.